Por:
Luis Felipe Mojica Bello
Es
de esperarse que cuando un libro supera los límites de lo esperado, alcanzando
una gran fama, algún director de cine famoso quiera pasar del papel a la
pantalla la obra. Así que se esfuerzan para transmitir la historia a los
amantes del cine y a aquellos que prefieren ver la película a tener que leer el
libro. El problema surge cuando los directores se entusiasman demasiado y
tienden a perder el sentido que el libro trasmite agregando o quitando personajes,
detalles, escenas, etc. Y así el momento en que se proyecta la película se
muestra una historia que lleva una diferencia muy notable a la obra original.
Cada
persona prefiere ver la película o leer el libro y también están los que
disfrutan de ambas. Cuando se ve una misma historia contada de dos modos
distintos es imposible no hacer la comparación y decidir cuál es mejor, de ahí
que escuchemos comentarios como: “me gusto más el libro” o “¡esto no apareció
en la película!” en fin. Pero seamos honestos, la frase que más escuchamos es
“¡ah, es muy largo de leer, mejor veo la película!” esta última es la que
utilizamos los jóvenes comúnmente pues son raros pero si pocos los que deciden
abrirse al mundo de la lectura.
El
trabajo que se realizó con la obra María, fue de agrado para mí. Me permitió
ver la diferencia tan grande entre leer y ver, entre imaginar, sentirse parte
de la obra y no estar obligado, por llamarlo de alguna manera, a los paisajes,
gestos y las otras tantas cosas que el director ha puesto ante mis ojos.
La
película no me transmitió ni una carta parte del libro. Creo que Jorge estaría
un tanto triste al ver que todo el tiempo y sentimientos que invirtió en el
libro no fueron expuestos en la pantalla, ver que su María fue cambiada, que los
personajes mostraban una personalidad muy distinta a la que él le dio a cada
uno, y también quizás, decepcionado de pensar que su libro no transmitió lo que
él deseaba.
Fue
clara la diferencia entre la obra y la película, los personajes se sintieron
muy distintos a los que ya conocíamos en la novela, os paisajes creo yo que no
se ilustraron de manera tan detallada y preciosa como en el libro, varias veces
trate de encontrar alguna parte de lo que ya había leído reflejado en la
película, pero no lo lograba y cuando creía haberla encontrado, la película
había editado la escena y ya dejaba de ser parte del libro, hubo también muchos
saltos quizá queriendo obviar detalles que el director no considero muy
importantes pero la verdad es que muchas veces los pequeños detalles son los
más importantes, los que permiten un mejor entendimiento de la obra y añadir
cosas que no cuenta el libro hace que quienes ya leyeron la obra se sientan
algo perdidos temiendo no haber leído bien, por ejemplo, a mi parecer el que
Efraín y María se hayan besado hizo que se perdiera el romanticismo y la idea
de un amor imposibilitado que era creo yo una de las cosas que Jorge Isaacs
quiso resaltar del libro. Así que me
dejo un tanto confundido pero a la vez con cierto interés por haber podido
conocer la obra de estás dos formas.
No
estoy menospreciando el trabajo de los directores, pues la intención de ellos
no creo que haya sido en algún momento degradar de alguna forma al libro, sino por el contrario compartir al
mundo las maravillosas obras escritas. Yo soy un gran amante de las películas,
es decir, son un buen medio de entretención, de escaparme un poco de los
problemas y, ¿quién no ha ido a cine con la intención de llevar a la niña que
nos gusta?
Aunque
la película de María no haya mostrado todo el libro fue fruto de un esfuerzo de
los directores y por tanto hay que valorarlo. Además fue muy interesante ver la
obra desde otra perspectiva, algo impuesta para mí, pero el que no haya sido exactamente como el libro no significa que no
me haya gustado. De hecho ahora en adelante si tengo la oportunidad o si la
madre pereza no me lo evita, no solo me quedaré con la película o el libro sino
que disfrutaré de ambas.
Entre
gustos no hay disgustos, eso es claro, todos son libres de escoger como conocer
la obra. Sin embargo, si quiero hacer la invitación a mis compañeros y a todos
los jóvenes para que dejemos un poco la pereza al ver que un libro está largo y
prefieran ver la película para “evitar la fatiga” a que ven la película, nadie
se los prohíbe, pero pienso que se enamorarían más de lo grandioso de leer y
conocer más profundamente los sentimientos e intenciones del autor y además
podemos ser tan comúnmente de malas que en el examen del libro nos pregunten
cosas que no se vieron en la película y tirarnos la nota.